Plínio Salgado.
Traducción: Rigoberto
Pinilla Conde*
El día 24 de
febrero de 1932 amaneció en São Paulo con una gran agitación popular.
Conmemorando
la Constitución de 1891 se realizaba unos comicios monstruo, bien indicativo de
la revolución constitucionalista que se produciría el Nueve de Julio de aquel
año.
En el momento
en que la enorme masa popular se comprimía en la plaza de la Sé, un grupo de
intelectuales e idealistas se reunía en la redacción del matutino “ La Razón ”,
en la Calle José Bonifácio.
De ese
periódico de propiedad de Alfredo Egidio de Souza Araña, era yo redactor
principal, teniendo como compañeros de redacción: Santiago Dantas, Gabriel de
Barros, Mario Graciotti, Alpinolo Lopes Casali, Nuto Sant’Ana, Leopoldo
Sant’Ana, Nóbrega Siqueira, Silveira Peixoto y otros de la nueva generación.
Hacía un año
que yo publicaba, sin firma, la “ Nota Política ”, dos columnas en que
diariamente analizaba la situación del país y ponía en evidencia los pensadores
hasta entonces olvidados, entre ellos Alberto Torres, Farias Brito, Euclides da
Cunha, Oliveira Lima, Joaquim Nabuco, Tavares Bastos, y rememoraba los hechos
de la Monarquía y de la Republica, entre los cuales los mencionados por Afonso
Celso (Ocho años de Parlamento) y Campos Sales (“De la propaganda a la
presidencia”).
Los artículos
iban formando adeptos en todo país, cumple destacar Helder Câmara y Jeovah
Mota, en el Estado de Ceará; Petrônio Chaves, en el Estado de Río; Olbiano de
Mello, en el Estado de Minas; Fairbanks, en el interior del Estado de São
Paulo, y muchos otros.
En aquella
mañana de 24 de febrero, organizamos La Sociedad de Estudios Políticos (SEP),
constituida inicialmente por José Almeida Camargo, Mario Graciotti, Ataliba
Nogueira, Alpinolo Lopes Casali, Antonio Toledo Piza, Iraci Igaiara, Mota Filho,
Sebastião Pagano, Mario Zaroni, José Maria Machado, Leães Sobrinho, Carvalho
Pinto, Arlindo Veiga de Santos, João de Oliveira Filho, y varios otros.
Las reuniones
de la SEP comenzaron a realizarse en el “ Club Portugués ”, Avenida Sâo João,
en la sala de armas de aquella sociedad.
En 23 de mayo
se originó el violento movimiento popular contra la dictadura de Vargas.
En esa noche,
por equivoco, fue castigado el periódico “ La Razón ”, por aconsejar al pueblo
paulista a no levantarse en revolución, tan deseada por el Dictador, para tener
oportunidad de aplastar São Paulo.
De mayo a
julio, redacté el Manifiesto llamado después, “de Octubre”. Imprimí copias para
distribuir entre los miembros de la SEP.
Fue cuando
Mota Filho, que sabía de la evolución de los acontecimientos en São Paulo, me
aconsejó a guardarlo para mejor oportunidad.
El nueve de
julio, estallo la revolución paulista.
Esperé tres
meses, hasta el epílogo de aquella tragedia. Las radios de la Dictadura
anunciaban que se trataba de un movimiento separatista (Cínica mentira, pues se
trataba de un Movimiento Armado a favor de la Constitucionalización del país) y
con esto se fortaleció para destruir São Paulo, lo que siempre fué su deseo. La
tres de Octubre, las fuerzas paulistas, cercadas por doquier, capitularon.
En cinco de
aquel mes, mandé imprimir para distribución en todo el país, EL MANIFIESTO
INTEGRALISTA, ya escrito en junio de1932.
Comenzó a ser
enviado para todos los Estados, el día 7, fecha que fue consagrada como la
inicial de la “ Acción Integralista Brasileña ”.
El llamado
“Manifiesto de Octubre” causó gran repercusión en el país.
Despertaba
los sentimientos Patrióticos y de Unidad Nacional.
Afirmaba de
inicio, Una Convicción Espiritualista y Cristiana. Criticaba las Revoluciones
Sin Doctrina.
Sostenía el
principio tradicional De La Patria, consustancial en la expresión: “Dios,
Patria y Familia”.
Examinaba el
problema de la Federación y de los Municipios.
Se detenía en
la Cuestión Social.
Debatía el
asunto de las Razas, todas Iguales en la Formación de la Nacionalidad.
Combatía el
Cosmopolitismo, como llaga destructora de las Estructuras Nacionales.
Concertaba la
unión de los brasileños, de las Fuerzas Armadas y de la población civil, en la
lucha contra el Comunismo y el Capitalismo Internacional.
Proponía la
creación de un Estado en que todas las fuerzas nacionales se conjugasen con el
alto objetivo de construir el gran Brasil.
* ∑. Santiago (Chile).
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